El Miedo
La enciclopedia Larousse lo define como "perturbación angustiosa del ánimo ante un peligro real o imaginario, presente o futuro"
La gestión del miedo
El cerebro es el encargado de informar a nuestro cuerpo de una situación de peligro, poniendo en movimiento una serie de reacciones físicas que suponen un cambio repentino, brusco e imprevisto en las funciones ordinarias, sus efectos pasan, entre otros, por elevar nuestro nivel de adrenalina, aumentando nuestro ritmo cardíaco y respiración, con la necesidad de aportar gran cantidad de oxigeno a la células, preparando nuestro cuerpo para una reacción explosiva ante esta situación.
La respuesta, sin embargo, puede dar como resultado diferentes maneras de actuar, desde afrontar la situación de manera directa (atacando para repeler una agresión, utilizando un extintor para apagar un incendio, etc.), de huida (escapar de la agresión o del incendio) o de parálisis (quedamos bloqueados, sin capacidad de reacción).
Como no sabemos, en principio, como puede reaccionar el individuo ante una situación de peligro, necesitamos aprender mediante algún método o entrenamiento a gestionar el miedo, para ello deberemos saber dirigir nuestras reacciones mediante el correspondiente aprendizaje (confianza, dominio de la situación), siendo capaces de controlarlas y de administrar todos nuestros recursos, de tal manera que terminen siendo aplicadas de manera automática, casi sin pensar, y poder superar este peligro evitando o, si no queda más remedio, enfrentándolo.
Parece evidente que nuestro primer paso ira encaminado a fortalecer nuestra mente, aprender a mantener la calma, para poder "controlar" esta situación de peligro, procurando ser capaces de responder ante esta de una manera adecuada.
Consideremos pues, una situación de peligro derivada de un intento de agresión por uno o varios individuos. Lo principal, como hemos comentado con anterioridad, es mantener nuestra mente en alerta pero en calma, una mente consciente, capaz de tomar una decisión "racional" sin estar influenciada por todas las señales y reacciones físiológicas que nos envía el cerebro (Agresión, huida, parálisis, terror, etc.).
El entrenamiento mental acompañado del físico, para poder responder a la mencionada agresión, pasa por la práctica continuada de técnicas, o de alguna disciplina de combate, que puedan ayudarnos a repeler la agresión, esta dualidad mental y física generara en nosotros un sentimiento fundamental para gestionar la crisis a la que nos tenemos que enfrentar, la confianza en nuestra capacidad de respuesta.
Los practicantes avanzados de las disciplinas de combate, especialmente los estudiantes de algún arte marcial, por su filosofía en la instrucción, aprenden a evitar, mediante el intento del control de la situación, el enfrentamiento con el agresor o, en su caso, dar una respuesta adecuada a la intensidad de la agresión, reduciendo o eliminando la posibilidad de que la defensa pase de ser contundente a mortal.
Las artes marciales con las manos desnudas, desarrollaron sus métodos para paliar la indefensión que el hombre tenia frente a aquellos que utilizaban armas o cuya magnitud física era considerable, resultando imposible la defensa.
Acto seguido, veremos un vídeo demostrativo donde podemos apreciar la sencillez en las respuestas ante ataques de agresiones contra una mujer. Pero antes, nombraremos algunas partes primarias del cuerpo que puede utilizar cualquier persona para defenderse de uno o varios agresores, sin necesidad manifiesta de fortalecerlas, ya que en primera instancia nuestra intención seria la de tener una oportunidad, el tiempo necesario, para poder escapar del atacante.
En cualquier caso y para generar esa confianza en nosotros, es imprescindible entrenar la mente y el cuerpo para poder enfrentar, con garantías, y actuar, ante situaciones inevitables de confrontación , con decisión, velocidad y seguridad.
Osss!!!